miércoles, 30 de marzo de 2016

# Biopic # cine y atletismo

CINE Y ATLETISMO: CARROS DE FUEGO, "CHARRIOTS OF FIRE" (1981)

CARROS DE FUEGO O LA PELÍCULA QUE NOS ENSEÑÓ A SER ATLETAS 
Por Lucía Pérez García 

“Dios me hizo con un próposito, pero también me hizo rápido” 

 
Uno no puede considerarse 100% atleta hasta que no ha visto, al menos tres veces (una por cada cajón de pódium) esta película. No se es un fondista completo si no se ha corrido por la playa tarareando el tema principal de Vangelis. No hay mejor definición de la palabra atletismo, y del deporte en general, que la que nos propone Hugh Hudson en Carros de Fuego

El director inglés hace que la etiqueta “basada en hechos reales” nos haga salir corriendo, pero en dirección contraria a la que suele hacerlo. Corremos hacía los Juegos Olímpicos de 1924. Corremos para sentir que corremos. Simplemente. Para sentir la tensión de la competición, los nervios y el sufrimiento. Para sentir lo que es la satisfacción de una victoria. Para sentir esa cosa inexplicable que uno solo siente cuando corre. Y lo hacemos a través de las piernas de dos atletas tan diferentes fuera de la pista como iguales dentro de ella: Erick Liddell y Harold Abrahams. 


El espíritu olímpico al completo está presente en los 123 minutos de metraje. La sana competencia, la deportividad, la amistad, el sacrificio, la tolerancia… nada queda olvidado en este contenedor de valores llamado a ser un hito del cine deportivo. Un estudio histórico exhaustivo: el diseño de producción, las competiciones, los entrenamientos, la técnica… Una historia, la de la competencia entre atletas, que se ha seguido repitiendo a lo largo del tiempo (Carl Lewis y Ben Johnson; Heile Gebrselassie y Paul Tergat...), y que por las fechas de estreno de la película estaba encarnada en Sebastian Coe y Steve Ovett. Un arte universal, el del cine, que continuamente nos hace revivir.


Muchos la comparan, o al contrario, con Gallipoli (Peter Weir, 1981), pero aquella no tuvo la misma suerte en la carrera por los premios. Mientras que su compañera australiana solo consigió un Globo de Oro, Carros de Fuego fue nominada a siete premios de la Academia y ganó cuatro estatuillas: mejor película, la cuarta en la historia de Warner Brothers hasta ese momento (tras La Vida de Emile Zola, Casablanca y My Fair Lady) y la primera de un director debutante; mejor guión original, mejor vestuario, cuidado al extremo, estética e históricamente; y mejor banda sonora. Grande Vangelis. 


Vangelis, el compositor griego que inventó el sintetizador para la música de cine de los ochenta. Un hombre que funciona: “como un canal a través del que la música emerge del caos del sonido”. Aquel que nos hizo llorar lágrimas en la lluvia con Blade Runner (Ritley Scott, 1982). Que nos descubrió América como ni el mismo Colón lo hizo, a través de la música de 1942, La Conquista del Paraiso (Ritley Scott, 1992); y que todavía en 2007 que nos transportaba a la época de El Greco (Yannis Smaragdis). Pero que sobre todo nos invita a correr cada vez que las ganas y la motivación se ceban sobre nosotros. Su música para Carros de Fuego contribuyó como nadie a que la película volara hacia al gloria. Cada tema, no solo el principal, avanza una zancada más. Los dedicado a Liddell y Abrahams suponen ya una entrada en meta triunfante. 

 
Y es precisamente la música la que le da nombre a esta obra maestra del cine y el atletismo: "Bring me my chariot of fire", rezaba el himno “Jerusalem” de William Blake. Dame Carros de Fuego, y nunca olvidaré que soy atleta.  

Valoración: 
-Cinéfila: 9 / 10 
-Motivación: 10 / 10 
-Técnica: 9 / 10 

CARROS DE FUEGO, “CHARRIOTS OF FIRE” (1981) 
Director: Hugh Hudson 
Reparto: Ben Cross, Ian Charleson, Nigel Havers, Cheryl Campbell, Alice Krige, Ian Holm, John Gielgud, Lindsay Anderson, Brad Davis, Dennis Christopher, Nigel Davenport, Peter Egan, Patrick Magee, Kenneth Branagh 
Género: Drama, atletismo, basado en hechos reales. 
Duración: 123 min. 

 

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