sábado, 30 de marzo de 2013

CRÍTICA 127 HORAS (2010)


127 HORAS (2010) DANNY BOYLE

Valoración: 9 / 10

94 MINUTOS DE ANGUSTIA
Por Lucía Pérez García

Primer día: a Danny Boyle se le ocurre llevar a la gran pantalla la historia de Aron Ralston, un aventurero norteamericano que quedó atrapado durante cinco días en una grieta en las montañas de Utah. Una historia, pues, basada en hechos reales y, por tanto, chorreante de autosuperación. Confianza en el hombre, como a él le gusta.
Segundo día: quiere hacerla real, tan real que nos atrape, literalmente, en la claustrofóbica grieta del inmenso desierto de Utah. Tan real que nos haga sentir la inmovilidad, la soledad, el frío, el dolor, el hambre, la sed, el miedo…tan real que lleguemos a plantearnos el sentido mismo de la vida, si de verdad merece la pena luchar por sobrevivir. Tan real que veamos llegar la muerte, despacito, sigilosa…y dudemos de sus intenciones. No quiere llevarnos, quiere que nos quedemos allí, quietos, mirándole a los ojos y viendo como disfruta de nuestra angustia.
Tercer día: y realmente lo consigue. A base de una fotografía extrañamente onírica y casera a la vez, mezcla de documental y paranoia. De un montaje psicodélico e inquietante. De una música no menos característica que se envalentona en los momentos más tensos y dramáticos, como si la cosa no fuera con ella. Por un lado, el horror y la desesperación y por otro, el viva la vida de unos acordes que invitan al baile discotequero. De un sonido que perfora el tímpano y pulsa los nervios del más templado. De una realidad,  por así decirlo, de otro mundo, pero tan cercana a nosotros que nos recuerda que estamos inmersos en ella y que no hay vuelta atrás, porque ya no hay salida…estamos atrapados.
Cuarto día: sin más, James Franco. Tiene que sobrevivir para que lo hagamos nosotros. Taréa dificil visto lo visto. Sin embargo, pese a llevar encima, no solo el peso del desesperante pedrusco, sino el de toda la película, devora cada plano como si de aquellos bocados dependiera su vida. Un trabajo increible que incluso hace de las escenas a lo Bruja de Blair no se hagan insoportables. Es más, llegan a gustarte; sobre todo el humor y la ironía del hombre que no se quiere dar por vencido. Genial su resignación. Genial la entrevista que se hace a sí mismo. Geníal su rostro demacrado. Genial su paciencia. Genial su impotencia que no llega a serlo nunca. Genial los primeros planos de un rostro que no solo transmite, sino que te mira fijamente, te hipnotioza y se termina adueñando de tus sentimientos hasta ahogarte. Te exprime al máximo hasta que acaba con tu aguante. Y aun así, allí sigues, pegado a la pantalla, que ha dejado de ser pantalla para ser una ventana a la realidad.
Quinto día: no hay palabras.¡Dios mío! Tan solo ANGUSTIA. Es imposible librarse del dolor. Pero ahí esta Boyle para consolarnos. Quería mostrarnos la realidad del hombre y demostrarnos que existe la fe. Una mirada al cielo: gracias...

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